En mis pinturas el ser humano es una suerte de huella, de presencia anónima que puebla arbitrariamente tercas geometrías impuestas, siguiendo trayectorias únicas. El paisaje no es un simple fondo donde suceden acciones humanas sino una suerte de red que atrapa en capas múltiples esa presencia humana, así como fragmentos de arquitectura. La ciudad es vista como un discurso de objetos y sujetos. Desde 1999 he venido trabajando en mi pintura la idea de la ciudad como palimpsesto de la memoria. Las ventanas y puertas de la arquitectura son consideradas como los ojos y los poros a través de los cuales la arquitectura respira, mira, crece y habla como un ente vivo que cambia de color y textura a través del tiempo. He aquí una breve selección del trabajo.
   
     
   

 

   
Pinturas  
 
Umbral de Fe III. Acrílico sobre tela. 100 x 150 cms.
 
 
Bajando a la plaza. Acrílico sobre tela. 100 x 150 cms.
 
 
Memoria Colectiva. Acrílico sobre tela. 70 x 100 cms.
 
 
Pasos de la plaza. Acrílico sobre tela. 100 x 150 cms.
 
 
Forja de los creyentes III. Acrílico sobre tela. 70 x 140 cms.
 
 
35 grados bajo sombra. Acrílico sobre tela. 70 x 70 cms.
 
 
Forja de luz I. Acrílico sobre tela. 100 x 100 cms.
 
 
Forja de luz II. Acrylic on canvas. 100 x 100 cms.
 
 
Ecos, dialogo en Merida. Acrílico sobre tela. 240 x 180 cms.
 
 
Torre de luz. Acrílico sobre tela. 100 x 70 cms.
 
 
Balcón de Carora. Acrílico sobre tela. 100 x 70 cms.
 
 
Tarde de sequía. Acrílico sobre tela. 100 x 70 cms.
 
 
En el paisaje. Acrílico sobre tela. 100 x 70 cms.
 
 
Campanario VI. Acrílico sobre tela. 100 x 70 cms.
 
 
Hogar. Acrílico sobre tela. 70 x 50 cms.
 
 
Paisaje violeta. Acrílico sobre tela. 100 x 70 cms.